La dependencia emocional es uno de los problemas que mayor afectación a la salud mental acarrea, y no tiene nada que ver con el estatus social, profesión, edad, cultura, nada prohíbe para que la dependencia emocional este presente en la mayoría de mujeres. Es por eso, por lo que a continuación les doy a conocer algunos fragmentos muy importantes del artículo de Pillar Mallor Plou, con el título de: Relaciones de dependencia: ¿Cómo llenar un vacío existencial?

Para poder entender nuestro comportamiento es necesario educarnos sobre el tema.

Después de comparar y analizar los distintos discursos entre pacientes bulímicas y pacientes con problemas de dependencia emocional, observé que existían palabras que se repetían continuamente a la hora de expresar su problemática, entre ellas:

Vacío. Esclavitud. Pérdida de libertad. Incapacidad de gobernar su propia vida. Falta de identidad. Infelicidad. Evasión de los problemas. Baja autoestima. Necesidad de agradar. Sumisión. Bloqueo afectivo. Personalidad autodestructiva. Miedo a la soledad, a ser ignoradas, a ser abandonadas, a no ser dignas. Síndrome de abstinencia. Adicción, etc.

Cuando una mujer se aferra inexplicablemente a una relación que la hace infeliz, que no la satisface o que no tiene ningún futuro, cabe pensar en una adicción, pues ella ha perdido el control y se ve controlada por una necesidad que la supera y ante la cual no tiene voluntad. Son personas que, a pesar de estar inmersas en relaciones desastrosas, de mucho sufrimiento, no son capaces de separarse, y si lo hacen, regresan humilladas en busca de su dosis de maltrato.

Reconocer la propia debilidad, como en todas las adicciones, es la forma para salir del problema que supone mantener relaciones de dependencia, poder decir: “Soy adicta a mi pareja y me siento incapaz de gobernar mi vida” es un paso importante. El siguiente paso es la abstinencia. Si los alcohólicos dicen: “no a la primera copa” las mujeres adictas a un mal amor tendrían que decir: “no al reencuentro con él”.

El síndrome de abstinencia propio del dependiente emocional se caracteriza, ante todo, por los intentos persistentes de regresar con el objeto, por querer verle, hablar con él, tener noticias suyas. Cuanto más contacto tenga con el objeto, peor, pues creará unas ilusiones falsas con respecto a una posible reconciliación y esto prolongará la agonía del dependiente, por ello, una de las prescripciones que se le dará, será que evite completamente cualquier contacto con el objeto, para así acortar al máximo el síndrome de abstinencia, que puede prolongarse meses o incluso años.

Superar el “síndrome de abstinencia” no significa superar la relación de dependencia, sino la adicción concreta a una relación de pareja determinada. Después de la abstinencia, y sin duda alguna, lo más difícil y complicado, será el reencuentro de la mujer consigo misma. Se tendrá que llenar el vacío que dejan el alcohol o el amor, las anfetaminas, la comida o los reencuentros. El premio consistirá en tener las riendas, las llaves y el mando de su vida, entre sus manos. “Ser la dueña de una misma”.

RELACIONES AUTODESTRUCTIVAS. AMORES ENFERMIZOS

Las mujeres que padecen este tipo de relaciones sufren por un mal amor, enganchadas a relaciones imposibles, destructivas, que lloran por un amor perdido o sin futuro, toda la vida, mujeres sumisas, que no se quieren a sí mismas, asustadas, complacientes con su pareja, aunque luego sean autónomas, emancipadas, independientes y fuertes en otros aspectos de la vida. Mujeres que se llenan emocionalmente a través del otro, mujeres que se vacían para dejarle a su pareja que les llene todo el espacio y siempre con el miedo a quedarse huecas si las abandonan.

Entrega total, en la que todos sus intereses, incluida ella misma, quedan relegados a un segundo plano. No importan sus deseos, ni intereses ni criterios, se posicionan en un rol de rendición, de sumisión. Su existencia tiene sentido si existe el otro que la ama, (o eso es lo que cree ella). Buscan en el otro el sentido de su existencia.

No sólo no se quiere, sino que además se autodesprecia, Confunden los sentimientos del amor con una necesidad psicológica de sentirse alguien. No han aprendido a llenar ese vacío con ellas mismas, no tienen luz propia porque han aprendido desde pequeñas que necesitan de otros que las validen, que las valoren o que las quieran.

Pensamientos típicos de amores enfermizos: no poner limites al amor

• “Tu felicidad es la mía, mi felicidad depende de la tuya”

• ”Todo lo que hago, lo hago por ti”

• “Tú eres más importante que yo” “Tu tienes más derechos que yo”

• ”Vivir para el otro”

• “Te amo, luego existo” Valgo porque me amas.

• ”Amar es dejar de ser uno mismo”

• ”El ser para el otro, te impide el ser para ti”

• ”Se desaparece en el ser amado”. Invisibilidad.

• ”Quiero agradarle, quiero que me acepte, quiero volverme imprescindible y necesaria para mi pareja”

Amor sano. Condiciones para una relación constructiva de pareja.

En una relación de pareja sana, existen algunas premisas claras:

• Acercarse al otro sin perder la propia esencia

• Amar sin dejar de quererse a sí mismo

• No vulnerar tus derechos, criterios ni valores y escucharse a sí mismo.

• La realización personal no se ve obstaculizada.

• Preocuparse por la pareja y también por sí mismo.

• Intercambio de amor, se da pero también se recibe.

• Vivir para nosotros y no sólo para ti.

• Ser para mi más ser para ti = ser para nosotros.

• “Te amo porque me amo, me quiero a mí mismo, luego puedo amarte”.

• La autoestima es un requisito imprescindible del amor de pareja.

• El querer propio no es incompatible con el amar al otro.

• No ser sumiso ni diluirse en el otro, hasta llegar a ser invisible

• Ante una relación nunca se borran nuestros propios límites

Una relación es libre y autónoma cuando:

• Puedes disponer de tu tiempo y tus cosas

• Expresas tus puntos de vista cómodamente

• Puedes desarrollar tus actividades tranquilamente

• Las obligaciones no te asfixian

• Tu pareja no te vigila ni está pendiente de ti, las 24 horas del día para

demostrarte que te quiere más.

• Sientes que creces como persona

• No debes pedir permiso. Hay comunicación y se respetan los espacios de cada uno.

• Tu pareja escucha seriamente tus quejas y respeta tus decisiones, sin intentar cambiarte

Dos personas autónomas se relacionarán con un alto grado de comprensión, de conciencia, de respeto, de dignidad, con una orientación hacia el desarrollo mutuo, con

entusiasmo por las metas personales y comunes, con sentido de la cooperación, con franqueza y autenticidad… cuando somos auténticos, es como un gran regalo que hacemos a las personas con las que nos relacionamos.

Para que una relación funcione, es necesario poder expresar los sentimientos, frustraciones, defectos, deseos, miedos, necesidades, sin temor a no gustar y a que te dejen por ello. Es importante valorar a tu pareja por lo que es y no por lo que nos gustaría que fuera, amar sin caretas ni engaños. Tener una relación sana, supone atreverte a establecer tus propios límites y mantenerlos firmemente, es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus derechos personales.

En definitiva: es básico llenar ese tan nombrado y famoso vacío interior, mediante el conocimiento de nuestras emociones, el abandono de nuestras máscaras, la autenticidad de nuestro yo, atreviéndonos a mirarnos interiormente (nuestra esencia), conectando con lo que creemos, y todo esto, haciéndolo más allá de lo que a otros les gustaría.

Si desea, leer el artículo completo, adjunto en el siguiente link: https://centroitaca.com/sites/default/files/biblioteca/000033.pdf

Referencia bibliográfica:

Plou, P. M. (2006). Relaciones de dependencia: ¿cómo llenar un vacío existencial?. Revista de psicoterapia, 17(68), 66.

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